Cuando las horas vuelan

Hace un par de días, mi generación del colegio se reunió para celebrar treinta años de haber salido del Franco. Algo que siempre me ha gustado de esas reuniones, es que nunca nos olvidamos de aquellos que por alguna razón no pudieron terminar quinto año con nosotros y de aquellos que por razones de mayor peso, ya no se encuentran en este mundo.

Esta ultima reunion no fue la excepción; hubo un espacio para recordar, para gozar, para abrazarse y para brindar por verse nuevamente. Pero a como ha pasado el tiempo, también nos ha faltado mas ocasiones para vernos, para vacilar, para hablar paja, aunque sea una vez al año y desearnos lo mejor hasta la próxima de esas mini reuniones.

Ver a ex compañeros, a amigos que viven a miles de kilómetros y que no veía desde hacia muchísimo tiempo fue una cosa bellísima; me acorde de cosas enterradas en mi memoria como si hubieran sucedido hace solo un par de días. La única analogía que se me ocurre es que me sentí como si estuviera de nuevo en el cole y de repente sonó la campana del recreo y tuvimos lo que parecieron pocos minutos para de nuevo volver a ser adolescentes, hablar con todos nuestros amigos, reírnos y de repente... nuevamente sonó la campana, recordándonos que había que volver a clases...

Habra que buscar estos espacios de recreo mas a menudo, porque la vida cada vez se nos hace mas corta y antes de escuchar el ultimo campanazo de salida, es importante pasar un poco mas de tiempo con los amigos que lo conocen a uno desde pequeño.

Gracias a todos por ese recreo tan bonito.

Comments