a mi abuela, lelia zamora, in memoriam.


a dónde no nos llevó su abuelo?

abuela siempre tenía una historia que contar… pero sus historias de viajes me emocionaban de pequeño y cada vez que las contaba una y otra vez las volvía a disfrutar casi como la primera vez. en esas historias había muchas cosas, pero algo común se sentía en ellas, era ese sentimiento de que abuela, fuera donde fuera, estaba siempre a la par de abuelo. se habían conocido más o menos al azar y se casaron, me parece a mí, al poco tiempo (“y con el tiempo aprendí a amarlo”, confesaría mi abuela muchos, muchos años después). se fueron de luna de miel a méxico, uno de los lugares donde más irían como pareja, creo… en ese primer viaje esa joven pareja llegó a un cuarto que tenía un espejo grande y pudieron admirar su desnudez reflejada en este… algo que harían nuevamente en su siguiente viaje, muchos años después, para darse cuenta, contaba abuela, que habían cambiado mucho… claro, 4 hijos (más 1 que no llegó a ver la luz del día) y el peso que cae al tener todos los días que garantizar que van a estar bien alimentados, que van a recibir una buena educación y que se les va a dar todo el amor del mundo había tenido sus consecuencias en ambos… pero igual estaban uno a la par del otro para contemplar esos cambios.

de sus viajes al exterior, colgaban en la casa pinturas traídas de europa, souvenirs que ayudarían probablemente a que los nietos que pasábamos más tiempo en su casa tuviésemos ese deseo de viajar, conocer, explorar y descubrirse a sí mismos. también había vasos de ahora difuntas aerolíneas (twa, panam) y portavasos de lugares que no sabíamos donde quedaban (como blackpool, que no sonaba nada bonito) y licores de cada región donde habían ido. y ambos, abuela y abuelo, recordaban cada uno de esos lugares como si hubieran estado ahí el día anterior. tal vez de europa se trajeron esa costumbre de tomar té a las 5, rodeados de toda la familia.

de sus viajes dentro del país, tomo las palabras de mi abuela… dónde no nos llevo el abuelo? a todo lado era la respuesta más rápida, aunque no fuera del todo cierto. pero si nos llevó a muchos lados y conocimos muchas cosas gracias a él. y sabíamos que si íbamos a puntarenas significaba que nos detendríamos en esparza a desayunar y cuando íbamos a la finca era donde hannia que haríamos lo mismo. tal vez de los nietos el que guarda recuerdos más nítidos de la casa de playa en mata de limón soy yo y me entristece mucho que los demás no la disfrutaran tanto como yo. los viajes en tren, los almendros, la familia junta pasando fines de semana o vacaciones de verano por allá.

papi le decía a abuela “la patrona” y la verdad es que todos sabíamos que ella era el poder detrás del trono. las cosas que abuelo quería hacer se llevaban a cabo si recibían su aprobación y casi podría apostar que, salvo por pequeñas gotas de rebeldía que no pueden faltar en la vida, toda una generación de hijos, sobrinos y primos y hermanos también se regía por esa misma regla (al punto de que decidió no tener mariachis para el funeral de abuelo, como él lo había pedido). con mucho amor y disciplina nos guió a muchos y nos dio todo su cariño pero también su dosis de autoridad, sin duda alguna…

si abuelo hubiera estado vivo cuando abuela murió, creo que tal vez habría escogido no seguir con nosotros al poco tiempo. qué haría el abuelo sin “tica”, como él le decía de cariño? los recuerdo irse a la cama juntos y aunque ambos empezaban a rezar al mismo tiempo, abuelo siempre era el primero en quedarse dormido, aún sentado. abuela tenía más fuerza de voluntad (aunque estuviera igual de cansada que él) y seguía rezando mientras abuelo dejaba de intentar mantenerse despierto y finalmente se acostaba a descansar. eso sí, al levantarse abuela en la mañana, ya el olor a café recién hecho inundaba la casa, porque abuelo se había puesto de pie para hacer parte o todo el desayuno. se complementaban muy bien.

así, no es de extrañar que esa fuerza llevara a abuela a aguantar la pérdida de abuelo, pero el día que él se fue de su vida se llevó la mitad de la de ella consigo. nadie más que abuelo pudo chinear a abuela como a ella le gustaba, ni darle tanto gusto ni soportar sus pequeñas quejas por dolores varios. sus hijos trataron, con todo su amor de hijos y con sus obligaciones de padres, madres, esposos y esposas, de brindarle a su mamá esa misma compañía que abuelo le hacía, solamente para darse cuenta que no era nada fácil, más bien casi imposible. abuela perdió su alegría y parte de su razón de ser con la partida de abuelo, pero su amor de madre y amor a una vida que la había visto levantarse de un santo domingo inimaginable hasta convertirse en la orgullosa maestra de la escuela rafael moya y esposa de miguel araya calivá, la mantuvieron viva, hasta hace muy poco.

todos la vamos a recordar por muchas cosas, hay de hecho demasiadas como para enumerarlas todas. yo la voy a recordar como esa abuela super alegre que se tiraba a la cama después de almuerzo a reírse con el programa de “rafela”, a la par de sus nietos para luego dormir una siesta mientras nosotros nos íbamos a jugar.

es hora de que abuela disfrute su siesta a la par de abuelo y que nosotros salgamos a jugar, contentos de haber disfrutado tanto con ella.

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