al rojo vivo. capítulo 3: lujuria

bien pudo haber iniciado así. bien se pudieron haber llevado por la lujuria que desencadenan halagos, (in)directas, besos y caricias. bien pudieron haberse sentado a hablar un poco sobre lo que, inevitablemente, sabían que iba a pasar y llegar a un mutuo acuerdo. pero no quisieron que fuera así. quisieron que fuera inesperado, solamente precedido por una invitación a acompañarla a cambiarse para ir a un lugar donde pudieran hablar tranquilamente... jamás llegaron a ese lugar. paul la invitó a pasar a su apartamento (de tamaño minúsculo, pero muy bien cuidado) y, casi inmediatamente después de cerrar la puerta detrás de ellos, dejaron que la lujuria y la gravedad dejaran caer sus ropas y admiraron por primera vez sus cuerpos desnudos, dejando de lado cualquier inhibición que aún existiera para dar paso a lo único que querían en ese momento: hacer el amor. volvieron a sentir un placer exquisito que ella creía jamás llegar a conocer y que él solo recordaba en las noches más oscuras; las casi dos horas que pasaron haciendo el amor fue el tiempo que ambos necesitaron para llegar al climax las veces que quisieron... el placer que encontraron, no solo lo encontraron en esos momentos, sino en cada jadeo, en cada suspiro, en cada gemido, en cada movimiento de sus cuerpos que les hacía pensar una y otra vez que tanta delicia no podía estar pasándoles a ellos... pero así era. y hélene se estaba poco a poco enamorando de paul.


esta historia es © 2004-2005 f.j. brenes/home totaldominion.

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